En los últimos años nos ha quedado claro que nuestra vida es más frágil de lo que pensábamos.

Nuestro confortable día a día se ha visto amenazado más veces durante los últimos 5 años que durante los últimos 30.

-La pandemia,

-La crisis mundial de desabastecimiento,

-El incremento de los ciberataques,

-El clima extremo,

-La guerra en Europa,

-Volcanes que entran en erupción,

-La amenaza del apagón o blackout…

Parece que el mundo se está volviendo loco.

Y he aquí un dato VITAL:

En las situaciones de crisis, la diferencia entre sobrevivir y ser una víctima reside en la capacidad de reaccionar durante los primeros 3 minutos.

Solo 3 minutos separan la vida de la catástrofe.

Y... ¿sabes qué es indispensable para poder reaccionar durante esos primeros 3 minutos?

Muy sencillo: saber exactamente qué tienes que hacer.

En ese breve margen de tiempo no hay hueco para improvisaciones, solo para actuar con determinación y precisión.

Por ejemplo, ante una multitud en estampida, ¿qué hacemos? ¿Hay que correr en línea recta? ¿Contra la masa? ¿En diagonal?

Ante un desabastecimiento prolongado, ¿cuáles son los primeros alimentos que hay que acumular? ¿Y como hay que conservarlos?

Teniendo esto en cuenta, te hago una pregunta:

Porque yo no lo sabía.

Y la mayoría de la gente, tampoco.

Me llamo Jorge Sierra, y si hay algo que detesto es que mi vida dependa de los demás.

No sé si es culpa de mi infancia (que la pasé con un miedo atroz al fin del mundo) o de mi carácter (no me gusta ser una oveja bobalicona), pero desde hace muchos años mi obsesión es ser autosuficiente.

Por eso primero me hice autónomo y luego monté mi negocio, y por eso, durante todos estos años, procuré aprender todo lo que podía acerca de cómo mantener a salvo tanto a los míos como lo que había creado.

Sin embargo, un día llegó el Covid, todo se puso patas arriba y las pocas semanas me encontré con pocos recursos, aislado, con mi negocio pendiendo de un hilo y sin tener ni puñetera idea de lo que tenía que hacer... a pesar de toda mi obsesión por conseguir lo contrario.

Fue en aquel momento de desconcierto que me prometí que ninguna crisis me volvería a pillar desprevenido, y empecé a tomarme muy, muy en serio el estar preparado.

Tenía claro que no podía confiar en que alguien viniera a salvarme, ni que los gobiernos o cualquier otra persona me sacara las castañas del fuego (¿cuándo se ha visto a un gobierno hacer eso?), así que empecé a hacerme preguntas:

-¿Qué escenarios de crisis podía esperar en nuestra sociedad moderna y supuestamente segura?

-¿Qué era lo que había que hacer en cada ocasión?

-¿Cuánto margen tenía para reaccionar?

-¿Qué podía esperar qué ocurriera en las siguientes horas?

Y lo más importante: ¿qué debía hacer...

Para mi desgracia, pronto vi que, aunque abundaban las formaciones y el conocimiento sobre preparación y supervivencia, la mayoría no me servían para nada: o tenían un enfoque excesivamente militarizado, rural o paranoico o directamente eran inaplicables, como las listas interminables de objetos que no sabía dónde conseguir (y ni mucho menos cómo utilizar) o los escenarios tan sumamente apocalípticos que me dejaban igual que estaba.

Eso por no hablar de los consejos pensados para gente que vive en una casa enorme con sótano y jardín (y por lo tanto puede construirse un búnker y tener un generador de gasolina). ¿Y qué hay de los que vivimos en un piso, amigo?

Resultaba frustrante; nadie hablaba de lo que de verdad necesitas si

• vives en una ciudad,

• tienes un trabajo de oficina

• y no pretendes convertirte en John Rambo, viviendo obsesionado todo el día con el fin del mundo. No todos buscamos eso.

De modo que justo eso es lo que decidí crear:

Nada de formaciones intrincadas con cientos de datos y técnicas imposibles de recordar. Al contrario: conocimientos estructurados, aplicables, fáciles de recordar y orientados fundamentalmente a las familias. Porque, ¿de qué sirve que tú sepas subirte a un árbol si tu hijo, tus padres o tu pareja se quedan detrás?

Por todo eso cree En caso de emergencia, una lista de correo en la que, cada día, comparto todo lo que he aprendido (y sigo aprendiendo) acerca de cómo sobrevivir en momentos de crisis.

Si te apuntas, cada día recibirás un correo con un consejo de supervivencia, errores que podrían costarte caro, anécdotas, recomendaciones... y, una vez al mes, podrás comprar el Boletín de Preparación Silenciosa, una publicación pensada para familias de ciudad donde te explico paso a paso qué hacer en situaciones críticas concretas: bloqueos, incendios, ciberataques, apagones...

Estos boletines los preparo junto con veteranos y profesionales acostumbrados a pasarlo mal: exfuerzas especiales, bomberos, agentes de ciberseguridad, miembros de inteligencia e incluso supervivientes de la guerra de Ucrania.

Todo para que tú y los tuyos siempre estéis preparados de verdad cuando algo falle, ya sea en tu ciudad, en tu barrio o en tu país. Todo para que siempre sepas qué hacer... en caso de emergencia.


Apúntate aquí abajo antes de que sea tarde (otra vez).

Además, si te apuntas ahora, con los emails de los cinco primeros días recibirás GRATIS la guía práctica:

Una guía que se centra en los aspectos psicológicos y la toma de decisiones de la respuesta a crisis; es decir: lo que diferencia el éxito o el fracaso en una emergencia.

Porque no sirve de nada estar preparado si luego a la primera de cambio te bloqueas y te echas a pensar.

Y recuerda: esto no es para ultrapreparacionistas y fans de la supervivencia. Esto es para el día a día de la gente de a pie.

No necesitas ser militar ni mudarte al monte. Solo necesitas saber qué hacer cuando el sistema deja de funcionar.

Tu ciudad, tu barrio o tu casa pueden ser el próximo punto cero. Actúa antes.

Te apuntas arriba.